La Comunidad Jesús Resucitado nace el 7 de junio de 1987 en Roma, en el ámbito de la Renovación Carismática Católica. Los fundadores son un grupo de laicos casados que, después de haber compartido una larga trayectoria de formación cristiana, deciden dar vida a una nueva realidad de agregación cuyo carisma fundamental es el de vivir y anunciar la presencia de Jesús resucitado en medio de su pueblo. Los objetivos específicos de la Comunidad Jesús Resucitado son “la formación y constitución de Comunidades de alabanza y de evangelización, que animadas por el Espíritu  Santo viven y anuncian la presencia de Cristo resucitado en el mundo. Para poder realizar esto, en todo momento están dispuestos a acoger el Pentecostés y revivir los diversos aspectos, tales como la espera del Espíritu Santo en el Cenáculo con María, la efusión del Espíritu  Santo, el anuncio de la salvación, la vida de la primera comunidad cristiana”. (Estatuto, art 2.2)

La Comunidad Jesús Resucitado es reconocida oficialmente por primera vez el 5 de marzo de 1996, con decreto del Cardenal Camillo Ruini, entonces Vicario general de Su Santidad de la Diócesis de Roma. A este primer decreto seguirán, en el tiempo, otros reconocimientos concedidos en las diversas diócesis del mundo donde la Comunidad obra.

El Concilio Ecuménico Vaticano II, así como el magisterio post-conciliar, han puesto especial atención a las formas de agregación de participación en la vida de la Iglesia, manifestando una profunda estima y consideración hacia ellos (cfr. Decreto sobre el apostolado de los laicos Apostolicam actuositatem, 18,19 y 21; Exhortación apostólica post-sinodal Christifedelis laici,29).

Igualmente, el Venerable Papa Juan Pablo II quiso recalcar la importancia de “promover las diversas realidades de agregación, que ya sea en las formas más tradicionales, como en las más recientes de los movimientos eclesiales, siguen dando a la Iglesia una vivacidad que es un don de Dios y constituye una auteéntica primavera del Espíritu” (Carta apostólica Novo Millennio ineunte, 46).

También Benedicto XVI ha afirmado que los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades “son un don del Señor, un recurso precioso para enriquecer con sus carismas a toda la comunidad cristiana” (Discurso de Su Santidad Benedicto XVI a los asistentes al Seminario de estudio para los Obispos “Os pido que vayáis al encuentro de los movimintos con mucho amor”, 17 de mayo de 2008).

Por todo lo arriba mencionado:

Vista la solicitud presentada por el diácono Paolo Serafini, en calidad de Presidente de la Comunidad Jesús Resucitado, y por los miembros del Comité Internacional de Servicio de la misma, con la cual viene solicitado a este Dicasterio el reconocimiento jurídico de dicha agregación como asociación privada internacional de fieles y la aprobación de su Estatuto;

Considerando las cartas de recomendación de los Obispos que testimonian la fe sólida de los miembros de la Comunidad, el vivo sentido de comunión eclesial, así como el carácter  apostólico de sus adherentes;

Considerad la difusión de la Comunidad en varios países del mundo;

Considerando oportuno reconocer a la Comunidad Jesús Resucitado y aprobar su Estatuto, y habiendo sido recogidas las observaciones avanzadas por este Dicasterio;

Visto el artículo 134 de la Constitución Apostólica Pastor bonus, sobre la Curia Romana, y el canon 322 del Código de Derecho Canónico, el Consejo Pontificio para los laicos DECRETA:

1° El reconocimiento de la Comunidad Jesús Resucitado como asociación privada internacional de fieles, con personalidad jurídica, según los cánones 298-311 y 321-329 del Código de Derecho Canónico.

2° La aprobación del Estatuto de dicha agregación, debidamente autenticada por el Dicasterio y depositado en sus archivos, por un periodo ad experimentum de cinco años.

Firmado en Vaticano, el 4 de abril de 2010, Pascua de Resurreción

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